¿Qué es la salud intestinal y porque es importante?
La salud intestinal se refiere al equilibrio de los microorganismos en el tracto digestivo y al correcto funcionamiento de órganos como el estómago, el intestino delgado y grueso.

Cada vez hay más investigaciones que demuestran que mejorar la salud intestinal es importante porque existe una correlación directa entre la salud intestinal y una serie de dolencias físicas, además de estar estrechamente vinculada con el bienestar emocional y psicológico.
Mejorar la salud intestinal mejora todos los aspectos de tu salud, incluido tu estado de ánimo.
El conocido dicho “escucha tu instinto” es más que simplemente prestar atención a tu intuición, es una forma inteligente y sensata de escuchar a tu cuerpo, cuidarlo para mantenerlo funcionando de manera óptima.
Se habla del intestino como el segundo cerebro: cuando nuestro sistema gastrointestinal funciona adecuadamente, ayuda a crear un mejor equilibrio que afecta a todo nuestro cuerpo.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de “salud intestinal”?
La salud intestinal se refiere, por lo general, a la salud de nuestro microbioma intestinal, así como a la salud y el funcionamiento de los órganos, tejidos y membranas que conforman nuestro sistema gastrointestinal.
Nuestro microbioma intestinal está formado por billones de microbios que son tanto beneficiosos como potencialmente dañinos. Esto incluye bacterias, hongos y virus que viven de forma natural dentro de nuestro cuerpo. Las bacterias intestinales se comunican con otras células de nuestro tracto intestinal para ayudar a digerir los alimentos y evitar que las bacterias potencialmente dañinas proliferen en exceso.
Las bacterias intestinales se ven influenciadas por lo que comemos. Es importante darles el combustible adecuado para que las bacterias beneficiosas que queremos en nuestro intestino puedan colonizarlo y multiplicarse, y no dejar espacio a las bacterias nocivas para crecer, ayudando a mantenerlas a raya consiguiendo un equilibrio saludable. Las fuentes de alimentos preferidas para estas bacterias son los alimentos integrales frescos, principalmente de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres, legumbres, frutos secos como nueces, semillas y cereales integrales.
Si este equilibrio se rompe, disbiosis, es decir, hay demasiada cantidad de cierto tipo de bacterias nocivas, tendremos una mayor probabilidad de padecer enfermedades digestivas como: Enfermedad de Crohn, Colitis ulcerosa o Síndrome del intestino irritable (SII) y también de ganar peso.
Prestar atención a lo que comemos y bebemos es importante ya que ayuda a crear un entorno más armonioso para que las bacterias beneficiosas y otros tipos de microorganismos en nuestro intestino prosperen y evitar enfermedades.

¿Por qué es tan importante la salud intestinal?
Para comprender el impacto de la salud intestinal, es importante entender cómo funciona el intestino. Cuando el tracto gastrointestinal digiere los alimentos, los descompone en las partes más básicas y los valiosos nutrientes se absorben a través de la pared intestinal para ser transportados por el torrente sanguíneo. Para regular este proceso, el intestino utiliza nervios, bacterias y hormonas. Las bacterias son especialmente importantes, sobre todo porque suelen tener mala fama. Las bacterias forman una capa mucosa que refuerza la pared intestinal y la buena salud digestiva es el resultado de una delicada relación entre las bacterias beneficiosas y los patógenos potencialmente dañinos.
La flora intestinal beneficiosa refuerza la pared intestinal, que protege al resto del organismo de posibles patógenos actuando como una capa de células y barreras químicas. La flora intestinal activa las funciones inmunitarias de las células, garantizando así la existencia de barreras físicas contra las infecciones. Además, afecta al pH del intestino, manteniéndolo relativamente ácido y, por tanto, hostil a las bacterias invasoras.
Las bacterias del intestino también activan o suprimen la inflamación al regular el sistema inmunitario. Cuando la pared intestinal se ve comprometida, los patógenos potenciales pueden entrar en el torrente sanguíneo, lo que, en consecuencia, activa la inflamación. La inflamación es la respuesta del sistema inmunitario intestinal ante el desequilibrio y la mala salud general y resulta ser la piedra angular de una serie de afecciones que afectan a todo el organismo, desde las alergias y el asma hasta la enfermedad de Alzheimer y la neuropatía.
El intestino alberga el 70 % de nuestro tejido inmunológico, lo que está directamente relacionado con la eficacia con la que nuestro cuerpo combate las infecciones y ciertas enfermedades. En este sentido, el intestino es fundamental para nuestra inmunidad.
Además, están surgiendo investigaciones sobre los vínculos entre la salud intestinal y enfermedades como el síndrome del intestino irritable, colesterol, enfermedades cardíacas y renales, cáncer, Alzheimer y depresión.
En las últimas décadas se ha observado un enorme aumento de los cánceres de colon y otras enfermedades gastrointestinales graves relacionadas con la inflamación crónica del sistema digestivo. Muchas de estas afecciones pueden explicarse por dietas deficientes en fibra y ricas en alimentos procesados que a menudo pueden provocar afecciones como el estreñimiento crónico.
La salud intestinal también puede estar relacionada con la obesidad, pero no de la forma en que uno podría pensar. No es solo la ingesta calórica lo que afecta nuestro peso, sino el tipo de alimentos que comemos y cómo nuestro intestino “fermenta” o descompone esos alimentos. Esto luego afecta la forma en que nuestro cuerpo regula la glucosa en sangre. Las investigaciones están empezando a demostrar que la obesidad puede estar relacionada con la falta de ciertos microbios en nuestro intestino.
Tenemos billones de microbios intestinales que supervisan la digestión, refuerzan nuestro sistema inmunológico, regulan el metabolismo, ayudan a regular el peso y a estabilizar el nivel de azúcar en sangre.

¿Cuál es el vínculo entre la salud mental y el intestino?
Dado que gran parte del sistema inmunológico está en el intestino y la mayor parte de la serotonina del cuerpo se produce en el intestino, se sabe desde hace tiempo que la dieta y la salud mental están vinculadas. Esto significa que, si tu intestino no está sano y a eso le sumas unos niveles bajos de serotonina, es posible que no te sientas bien.
La serotonina, una sustancia química producida principalmente en el intestino, es un neurotransmisor clave para el estado de ánimo y la salud mental. Desempeña un papel fundamental en el sueño, el estado de ánimo, la ansiedad, la cicatrización de heridas, la digestión, la libido y más.
Estudios recientes muestran la correlación entre cómo los niveles de ciertas bacterias se asocian con la aparición y la progresión de la depresión en ciertos pacientes y a su vez con lo que comen y no comen. También se está estudiando la correlación entre el microbioma intestinal y la función cerebral y las enfermedades cerebrales como el autismo, el dolor crónico además de la ansiedad y la depresión
Ciertas bacterias que se encuentran en el intestino pueden proteger contra el Alzheimer, mientras que otras tienen el efecto opuesto y han sido identificadas como factores de riesgo para esta enfermedad. Si bien se necesitan más estudios, explorar la relación entre el microbioma intestinal y el envejecimiento cerebral es un área muy interesante.
¿Cuáles son las señales de que algo en mi intestino no está funcionando correctamente?
El daño al intestino no siempre es inmediato, sino que ocurre con el tiempo.
En primer lugar, debemos prestar atención a los cambios en nuestros movimientos intestinales, como el estreñimiento o la diarrea.
Otros síntomas a los que debemos prestar atención son:
- Sangre en las heces.
- Dolor, calambres o hinchazón abdominal.
- Cambio drástico en el apetito.
- Disminución de peso.
- Aumento de la sensibilidad alimentaria.
Pueden indicar un desequilibrio en el intestino.
¿Cómo mantener un intestino sano?
La comida es mucho más que la forma en que afecta a nuestro peso: es lo que nutre nuestro cuerpo y afecta a cada célula y órgano de nuestro cuerpo. Debemos prestar atención a los alimentos que consumimos y a su riqueza en nutrientes.
Cuando alimentamos a las bacterias beneficiosas de nuestro intestino con los alimentos que prefieren, como los alimentos ricos en fibra, crean ácidos grasos de cadena corta que pueden ayudarnos a mantener la integridad de nuestro revestimiento intestinal. Necesitamos un amplio espectro de bacterias en nuestro intestino, y eso se logra con una dieta diversa y rica en fibra y equilibrada que incluya:
- Verduras, frutas y legumbres de colores
- Granos integrales, frutos secos y semillas
- Aceitunas y aceite de oliva
- Pescados grasos como sardinas, salmón y anchoas.
- Hierbas como el orégano, la cúrcuma, el romero y la albahaca.
- Lácteos fermentados con cultivos vivos y otros alimentos fermentados como kimchi, chucrut y kombucha.

Para favorecer un microbioma saludable.
Debemos evitar, además, el consumo excesivo de:
- Alimentos ultraprocesados y con alto contenido de azúcar.
- Exceso de antibóticos, ya que pueden alterar el equilibrio del microbioma.
Si bien ciertos alimentos, como los altamente procesados y con alto contenido de azúcar, pueden consumirse ocasionalmente, la moderación es clave, porque no contienen: antioxidantes naturales, fibra, fuentes de proteínas integrales y grasas antiinflamatorias, solo mucho azúcar y grasas y aceites altamente procesados.
Fomentar hábitos saludables desde la infancia, evitando restricciones extremas y promoviendo una relación positiva con la comida, ayuda a desarrollar un microbioma fuerte.
Los padres pueden dar un buen ejemplo a sus hijos eligiendo alimentos nutritivos delante de ellos, compartiendo las comidas cuando sea posible y ofreciendo muchas opciones y alternativas cuando se trata de verduras, frutas, cereales integrales, proteínas, carbohidratos y grasas. Hay que intentar limitar los alimentos ultraprocesados, sin crear tabúes ni ultimátums en torno a ciertos alimentos, ya que puede generar problemas en el futuro.
Respecto a los adolescente y jóvenes, hay que vigilar las dietas extremas, bebidas enérgeticas pre-entrenamiento que contienen demasiada cafeína y suplementos excesivos, así como las bebidas con edulcorantes artificiales como el aspartamo que aumentan el azúcar en sangre y estimular el crecimiento de bacterias poco saludables como las Enterobacteriaceae en el microbioma intestinal.
El uso excesivo de medicamentos que bloquean el funcionamiento saludable del intestino -como antibióticos, agentes bloqueadores de ácidos y antiinflamatorios- también puede contribuir a una mala salud intestinal. Dado que los antibióticos actúan atacando a todas las bacterias del organismo, es importante tomarlos sólo cuando sea necesario y potenciar el desarrollo de bacterias beneficiosas después de terminar el tratamiento con estos medicamentos, a través de una dieta equilibrada y la ingesta de suplementos como probióticos.
¿Debemos tomar vitaminas, probióticos u otros suplementos para mejorar nuestra salud intestinal?
Los probióticos u otros suplementos adaptados a las necesidades de cada persona pueden ser importantes y útiles, pues ayudan a reponer las bacterias beneficiosas en el intestino, pero no servirán de mucho si no van acompañados de cambios en nuestra dieta. No funcionarán a largo plazo. Necesitamos una alimentación saludable y equilibrada, rica en fibra, además de cualquier régimen de vitaminas o suplementos.

Consulta a un especialista
Si presentas problemas digestivos persistentes, acude lo antes posible a un profesional de la salud para realizar un diagnóstico que descarte cualquier problema grave y que establezca un plan de acción junto con un nutricionista-dietista acreditado. Los resultados son mucho mejores con la detección temprana.
Hay que huir de las promociones de productos en redes sociales por personas que no tienen formación o preparación adecuada y/o promocionan producto sin evidencias claras de eficacia y seguridad. Igualmente, debemos saber que las dietas extremas acaban alterando el microbioma intestinal, ya que las personas que las siguen toman medidas drásticas para adelgazar en lugar de esforzarse por estar sanas, no alimentan a su cuerpo con lo que necesita y solo se preocupan por el peso, olvidándose de su salud intestinal.
Debemos olvidar las prisas y la ingesta calórica y fijarnos en lo que estamos ingiriendo.
¿Es demasiado tarde para empezar a prestar atención a mi salud intestinal?
Nunca es demasiado tarde y puedes empezar hoy mismo y sobre todo, aplica el sentido común. Puedes aplicar por ejemplo la regla del 80-20: alimenta a tu cuerpo con lo que necesita para prosperar el 80 u 85 % del tiempo durante toda tu vida y el otro 15 o 20 % puedes relajarte.
¿Cómo mejoramos nuestra salud intestinal?
- Manteniendo una dieta variada y rica en fibra.
- Incorporando alimentos fermentados y prebióticos.
- Complementando nuestra dieta cuando sea necesario con productos adecuados y de eficacia demostrada.
- Reduciendo el estrés y durmiendo lo suficiente.
- Realizando ejercicio regularmente.

Conclusión
La salud intestinal es fundamental para el bienestar general. Con una alimentación adecuada y un estilo de vida saludable, podemos fortalecer nuestro microbioma y mejorar nuestra calidad de vida.
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